miércoles, 24 de noviembre de 2010

Experimentando un poco el dolor.



Nunca afortunadamente me he encontrado en una situación de guerra (espero jamás encontrarme en tal circunstancia), sin embargo  recientemente se ha presentado un hecho que podría hacerme entender un poco de vivir tal experiencia.

Frente a casa, hace 15 días se encuentran algunos elementos de la infantería de marina, pues tienen sitiado un domicilio muy cercano aquí, además  que mantiene un operativo constante en algunas otras ciudades cercanas.

Entre salidas de camiones y helicópteros se han vivido estos días, pero este  fin de semana de pronto llegaron más elementos, notándose en el incremento de vehículos, lo relevante aquí fue la manera en que se colocaron y es que cercaron en aproximado tres cuadras a la redonda, el escenario hacia figurar una locación de Hollywood de una cinta de guerra. Los marinos empezaron a acuartelarse, preparándose para lo peor.

Mientras tanto civiles como yo, en la incertidumbre de no saber qué pasaría. En lo que a mí respecta el miedo poco a poco invadió mi cuerpo, mi cabeza no encontraba explicación ante lo que veía, luces iluminaban la oscuridad o más bien el trayecto de cada automóvil o peatón que transitaba por los lugares colindantes.

Esas noches eran de total incertidumbre, y terror total, era no saber si al cerrar los ojos podrían abrirlos al siguiente día, debido a no saber qué cosa podría pasar durante la noche. Era un susto intermitente, que aparecía cada vez que las luces iluminaban nuestra casa, la huída de algunos vecinos aumento el miedo, la angustia y los cuestionamientos.

Cada que un helicóptero sobrevolaba nuestro hogar venían preguntas como esta a nuestra cabeza, ¿Debíamos marcharnos? ¿Aguardar un aviso? ¿Qué pasaba?  ¿Qué haremos? Y con cada interrogante era anticiparnos para lo peor, era saber que nuestras vidas estaban en riesgo, tan indefensas sin nada en nuestras manos, con todo para perder.

La experiencia me hizo sentir una parte del dolor y de la angustia que alguien siente cuando está en medio de una guerra y aunque afortunadamente no ha pasado de un susto hasta hoy en día, puedes claramente apreciar que en un par de segundos te puedes convertir en una víctima, en una víctima clara de las circunstancias, en donde tu existencia se pone a prueba y la alerta de tu cuerpo las 24 horas activa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario