jueves, 4 de noviembre de 2010

Beso de burbujas.

Despierta con un gran impulso dentro de sí. Sabe que hoy es el día en que inicia todo de nuevo, sabe que es el comienzo de algo sensacional, sonríe porque sabe que todo lo puede lograr, porque sabe que de todo es capaz. Sabe que llegará muy lejos, tan lejos… y que los sueños hasta ayer, hoy podrán ser una realidad. Su corazón y espíritu, lo saben. Recuerda.

Dos años atrás emprendió la aventura, era un día normal de otoño, tan parecido al de hoy. Su vida hasta entonces no era parecida ni un poquito a lo que ahora es.
Parecía con deseos de aprender, en aquella banca en la que se situaba, entendía con claridad todo lo que se le decía en aquel lugar, hasta que de pronto el aburrimiento que llevaba con si, se marchó, pues sobre aquella plataforma se posicionó la persona, que rápidamente destacó entre los demás por su forma de hablar, de caminar, de transmitir lo sabido. Pero el resto de mundo no opinaba igual, no observaba de la misma forma, por lo que pronto inició la discusión. La persona salió victoriosa al final de los minutos.

Con mucha timidez se aproxima a la persona luego de haber esperado unos minutos, luego de que la decidida se marchará y el ego se apartará. Miró fijamente a la persona, la apreció, la contempló, hasta aquel punto en que pudo darse cuenta la calidad que estaba parada frente a sus ojos. La persona sonrió. Habló.

Sus ojos se encontraban aún mirando fijamente, se aproximó.  La persona abrazó y otorgó un cálido beso de burbujas, que brotaban a montones, fueron 5 segundos de magia. Luego todo acabo con una sonrisa y un adiós.

El destino o tal vez una decisión permitió comunicación entre los personajes del encuentro. Meses después se suspendió hasta un año más tarde en que fue posible un encuentro casual.

El nervio recorría todo el cuerpo, la mente no podía pensar con claridad, era momento de correr o de esperar, quién puede saber. Tenían que verse, se debían un beso de esos que salvan la vida. Sería la segunda vez que sus miradas se cruzarían, no debían decepcionarse, de lo contrario sería una tragedia nacional. Antes había ocurrido una admiración total, pero la persona creía que no todo el mundo debía tener una pareja, aun no lo había decidió pero pensaba así.

El encuentro fue burbujeante como aquel beso que no se olvida y nunca podrá borrarse. La aventura de ese día  fue sensacional, cada cosa vivida merece ser recordada, nunca olvidada.

Después de eso, todo acabaría. Como ocurre con cualquier cosa en la vida, tarde o temprano se termina. Aún no hemos encontrado el punto en que todo sea para siempre, en que se infinito, que sea burbujeante y mágico.


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