jueves, 28 de octubre de 2010

Señor Silencio.

Dijiste que las cosas tristes, también tienen algo de bello. Yo te digo que el silencio, tiene algo de especial también, como tú.
Hoy es un día para recordarte, para no olvidarte, para citarte...

Si estuvieras aquí, seguramente ni podrías verme en este estado, te marcharías y regresarías cuando todo hubiera pasado.
Si me enojara, solo me verías y dirías que no es momento de eso.
Si osara comportarme como una tonta, reirías irónicamente, harías una mueca, guardarías silencio nuevamente y si insito me mostrarías tu molestia.
Si me mostrará cariñosa, asintirías con la cabeza que sientes lo mismo, pero que nunca lo demostrarías como yo....

Siempre fuiste tan sincero, tan certero, tan cerrado, siempre fuiste tan tú, guardando silencio, siempre en tu eterno callar, Señor Silencio.

lunes, 18 de octubre de 2010

Corazón de pera.

Hablar de amor para muchos representa el motor de nuestras vidas, aquello que bombea vida o que sin él no podríamos vivir. Lo que convierte al amor en algo fuerte, en algo valioso, en algo indispensable para vivir.
Pero si en vez de amor, a estas frases les pongo el sustantivo corazón, ¿no funcionan igual? El corazón es el motor de nuestras vidas, es aquello que bombea vida y sin él no podríamos vivir.
Aplica igual, lo que convierte, de igual manera al corazón en algo fuerte, valioso, indispensable para nuestras vidas.
Cuánta relación y aplicabilidad existe para ambas palabras, por este sencillo ejercicio podemos suponer que mucha y  tal vez sea por eso que hasta nuestros días mantengan una fuerte conexión, sobre todo si nos referirnos a términos poéticos.
Ya que  le adjudicamos al corazón, este sentimiento que es el amor, pues cuántas veces no hemos escuchado, sin tú amor, mi corazón está roto, con tu desamor has quebrado mi corazón, por culpa de ese amor mi corazón está hecho pedazos.
Lo cierto es que éstas son ideas  absurdas, porque no puedes romper el corazón de una persona y que este siga viviendo para contarte, mucho menos hacer pedazos un corazón y que siga bombeando la sangre necesaria para articular palabra, pero también un sin fin de veces he escuchado que el amor, yace en el corazón, lo que podría volverlo creíble, a excepción de la pregunta ¿cómo es que un sentimiento, puede habitar en un órgano en forma de pera?, lo que me lleva a más que responder esa pregunta, formularme otra  ¿entonces, el amor tendrá forma de pera? Y es que si están tan relacionados como hemos visto probablemente sí y digo probable porque, sé como es el corazón, sé que bombea el líquido que nos mantiene vivos: la sangre, además de que late a un promedio de 70 veces por minuto en estado de reposo y que mide 12,5 centímetros de longitud y pesa aproximadamente 450 gramos. Pero ahora que recapacito, nunca había pensado cómo es el amor, nunca he visto un libro que me diga, así es el amor, mide y pesa esto.
Por lo que me resulta gracioso pensar que el amor podría parecer una pera, que ese sentimiento que todos sienten, que expresan, del cual tanto hablan y presumen, al cual le adjudican tantas cosas bellas pueda tener esa forma pero si la ligan tan a menudo con el corazón tal vez sea posible.

En realidad no sabremos a ciencia cierta si el amor y el corazón esta unidos, no hay manera de comprobarlo, al menos yo no lo haré, tampoco habrá manera de mostrarte si el amor parece una pera, lo único indiscutible y comprobable es que el corazón, de pera si tiene forma.

Amar la vida.

Una vez escuche, ¿para qué vivir?

Muchos responderán ante este cuestionamiento, ¿cómo que para qué vivir? Pues es lógico. Y es por eso que de nuevo pregunto ¿Para qué vivir? Se  supone que todo ser humano tiene un motivo para vivir, lo importante es identificar ese motivo.
Si tú ya tienes ese motivo, felicidades, estás en un excelente camino para amar la vida. ¿Cómo es amar la vida? Cada persona la amará de manera diferente, sin embargo habrá similitudes, pues al final de cuentas se hará la misma acción, amar, pero me atrevo a decir, que amar la vida es verla de frente, es voltear a verla, es no darle la espalda, quiero decir es no ignorarla.

Dije que amar la vida es verla de frente. La pregunta lógica es ¿cómo es ver la vida de frente? Centrando la atención en aquello que vale la pena, estar en el presente, aprovechar lo que tienes, sacar de tu vida lo que no te hace bien, es ser feliz, cosas como éstas, siento que es ver la vida de frente. Casi siempre, a la mayoría de las personas nos resulta más fácil voltearle la cara a la vida, preferimos darle importancia a todo aquello que nos daña, nos quedamos anclados en el pasado con cosas, personas, momentos, estamos más atentos a todo aquello que no tenemos, a lo que pudimos haber sido, hasta donde pudimos haber llegado, decidimos enojarnos, amárganos, entristecernos por todo eso y más, incluso por aquello que ni es de nuestra incumbencia, también por ello nos frustramos, nos gusta mucho sufrir y que nos vean que lo hacemos y que tan desdichados somos por eso.

Creerás que amar la vida solo le resulta fácil a aquellas personas que son muy afortunadas o suertudas, o es fácil ver la vida de frente tan solo para aquellos que son muy talentosos o habilidosos en algo, también casi puedo escuchar a cientos de personas decir que amar la vida  es sencilla para aquellos que tienen mucho dinero, o para aquellos que no les hace falta nada, es sencillo para quienes no han perdido un ser querido.
Lo cierto es que amar la vida es igual y tan sencillo para todos. No te digo que al hacerlo es porque nunca has sufrido ni sufrirás, o que nunca estarás enojado o enfadado, o que alguien no te lastimará, todo esto pasará porque eso es parte de vivir, solo es cuestión de aprender a ver la vida ante el dolor, como dijo alguien “el dolor es inevitable, pero el sufrir es opcional”.  Amar la vida es vivir todas estas cosas que no nos gustan, que nos lastiman, pero  amando la vida las viviremos de una manera diferente. Lo importante es voltear a ver la vida, pero hacerlo de verdad, mirarla, observarla de frente, vivirla.

Para muchas personas, el respirar es vivir y tienen razón, pero ¿respiras vida? O solo respiras porque tienes que hacerlo. Estar vivos ya es una gran señal de que algo bueno vendrá. Sin embargo, hay personas que solo sobreviven en su día a día y no viven. Me refiero a que comen porque si no se mueren de hambre, duermen porque si no se mueren de sueño, trabajan porque tienen que hacerlo, estas personas sólo están sobreviviendo otras 24 horas más y está bien, porque tal vez tengan un motivo para sobrevivir, pero no para vivir.
Vivir es eso, sentirlo, disfrutarlo, saborearlo, olerlo, sufrirlo, verlo, tomarlo, gozarlo, llorarlo, desearlo, amarlo.

El hecho de que hoy hayas amanecido y puedas leer esto, ya es una buena razón para amar la vida, para vivirla. Hoy hay gente que no amaneció, o que padece alguna discapacidad y no puede ver esto, al menos esto ya te pone en ventaja con muchas personas, por si pensabas que este día no valía la pena.
La vida es increíble, sólo es cuestión de voltear a verla, pues está en todas partes, en los rayos del sol, en una flor, en la lluvia, en los animalitos a tu alrededor, en cada persona, la vida está en ti.

Ahora, de nuevo te pregunto ¿para qué vivir?

No compres pescado.

Camina en un centro comercial en busca de su padre.  Intenta impedir que éste compre pescado, pero no logra divisarlo. Entre los pasillos interceptan su búsqueda.  Señor virolo: Disculpa, ¿me podrías bajar un consomate?  (Le miran con extrañeza)  –Claro.    Señor virolo: Pero que sea el original, lo que pasa es que yo no veo muy bien. No distingo cuál es el original.   –No puedo bajarlo, está pegado. ¡Ah, mire este! (Le entregan uno olvidado) ¡Oh no! Aquí está éste, ya lo pude zafar.    Señor virolo: Muchas gracias, lo que pasa es que yo no veo muy bien.

domingo, 17 de octubre de 2010

En busca de Breton

Conduciendo por la ciudad... entre las calles Juaréz y Galeana. El semáforo en rojo. Radio full. Te atrapa la mirada un viejito y observas todo su recorrido de la esquina hasta el carro de enfrete. Observas que se detiene y muestra algo a las otras personas. Se entretiene buen tiempo. El volumen del radio desciende. Volteas y prestas atención.Viejito: Usted me compra un conito (los muestra), si usted me compra este conito. Es muy especial, porque si lo prueba una vez, querra otro. (Sonríes) -¿Cuánto cuesta?-. Viejito: Diez pesos. (Sacas los diez pesos de tu bolsillo y se los das).