martes, 9 de noviembre de 2010

Camino de concurso.

Había olvidado cómo era su rostro, lo perfecto que le pareció la primera vez que lo vio.
Hoy, se detuvo por un momento a mirarla, se apenó, recapacitó y volvió a hacerlo.
Agachó la mirada para que no notaran que la veían. Esos segundos le hicieron recordar, que era lo que estaba esperando, que esa sensación no había cambiado, estaba pasiva pero hoy despertó. Era justo lo que esperaba de la vida, sin un cabello demás y, aunque nunca habían cruzado palabra alguna, no era necesario, no había por qué comprobar la corazonada, pues ésta se encontraba muy segura. No cabía duda, era lo que necesitaba, lo que deseaba, lo que podía querer. Ahora solo faltaba que ocurriera algo, no más en la mente.

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