viernes, 1 de abril de 2011

Mi amigo

Desde que tengo uso de razón siempre he sido, con mis formas y lenguaje. Siempre he tenido una manera muy peculiar de entenderme conmigo y con la gente. En especial con Dios y es que el es mi amigo y mucha gente dice también es su amigo, pero realmente no es así. Explico: Un amigo para mí siempre ha sido aquella persona que puedes elegir como tu familia, por tanto con esa persona puedes comportarte como normalmente lo harías, hubiera alguien o no. Me regreso a donde estaba: Mucha gente dice que Dios es su amigo, pero no es así, lo tratan con tanto respeto y le tienen tanto miedo de que los castigara y los enviara al infierno por sus malas acciones, pero bueno, cada quien tiene al Dios que quiere tener.
Explico nuevamente: Mi Dios, mi amigo, es muy cool, a veces siento que me da tanto y siento no regresarle nada como quisiera. En fin, él y yo tenemos nuestro propio lenguaje, entre él y yo no hay mentiras, no puedes haberlas. Mi amigo, no es la persona mala que la mayoría de la gente piensa y que tiene una libreta negra repleta de notas, de aquella vez que no le compartiste de tu pastel a tu hermano o aquella vez que no le diste dinero al señor de la plaza o la vez que desobedeciste a tu mamá y no lavaste los calcetines, no, en realidad no creo que haga eso, no es su estilo, además que flojera estar apuntando cada una de la acciones que hacemos, de verdad yo creo que tiene una vida, y hacer eso es perderse de ella. Su vida esta, así lo veo yo esta en disfrutar y sufrir en el día a día a través de nuestras vidas, en platicar con quien quiera, pues él habla a través de otros y de cosas. Siempre esta a nuestro lado, obviamente si lo invitamos, tampoco le gusta impertinar, siempre espera a ser aceptado, quizá te sonara mi amigo como  un necesitado de amor, amigos y compañías, pero quien no las necesita? Además así como el necesita de nosotros (aunque no creas que Dios necesite de nosotros, lo hace), asimismo nosotros necesitamos de él, ese es el amor y la amistad,  estar el uno para el otro todo el tiempo, a veces tenemos que reservarnos y esperar a que se nos sea invitados a pasar a la casa de otro, pero créeme que mi amigo es de los que siempre estará afuera de la casa esperándote, aunque le hayas dicho que no necesitas de él, que no quieres saber nada de él, no importa, si sales y abres la puerta lo verás sentado en la banqueta aguardando y viendo de esa forma con la que él solo puede mirarte. Tampoco es sangrón ni orgulloso ni rencoroso, podrás tardarte 20 años en regresar a él y si aun así esperas una disculpa, lo haría, a pesar de no haber hecho nada, él perdona todo y te ama y ama a todo, así como es, todo es agradable a sus ojos y cuando digo todo, es todo, tal como seas,  lo acepta y aprende a tratarte a tu manera y a ser tratado a tu manera. Por eso él y yo nos entendemos tan bien, yo creo que así deberíamos ser, en general con la gente. Pero creemos en lo bueno y en lo malo, sin darnos cuenta que eso no existe, solo existe lo que es y ya. No hay un plan conspirador tras de nosotros, ni un Dios castigador aguardando con su látigo para mandarte a los infiernos, nunca lo haría. Dios no juzga solo observa y lo malo que llega a pasar en la vida si es que hubiese algo malo, ¿quién crees que lo hace?
Por eso te digo que mi amigo, mi Dios, es toda genialidad y no espera que lo trates diferente, no espera que seas hipócrita, para qué? Al final de cuentas todo lo sabe.
Así que como quieres que sea tu Dios, cómo crees que es tu Dios, si nosotros no siendo él, perdonamos, nos tentamos el corazón al ver el sufrimiento ajeno, a poco no crees que él no lo haría?
Por eso digo que mi amigo y yo tenemos nuestro lenguaje, para qué actuar ante la gente, si ante él no lo hago.

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