miércoles, 30 de marzo de 2011

Mientras el taxi llegaba.


No sé por qué en el momento más necesario nunca pero nunca se tiene rápido lo que uno necesita. Cientos de taxis tocan el claxon  en una caminata por la avenida no mayor a 20 metros, pero cuando verdaderamente se necesita uno, nunca aparecen. Esas son de las cosas cotidianas que pasan, como la llamada Ley de Morphie, siempre estarás en la fila mas larga, o te tocaran los semáforos en rojo cuando llevas más prisa, te harán escoger y te quedarás con la rebanada más pequeña de pastel, esas cosas pasan y más a menudo de lo que quisiéramos, vivencias, tan solo eso, vivencias de un día normal, experiencias, muchas, muchas más de las que podemos soportar, es en ese momento cuando somos invadidos de situaciones que  no se pueden controlar, sin embargo ahí estamos, con una mortificación tras otra en nuestras vidas, aun a sabiendas que quizá solo sea cuestión de esperar, pues si el resultado será negativo, pues llegará y si es positivo llegará. Pero no sabemos aguardar. Y es que hay tantas cosas que tenemos que aprender. A veces creo que tan solo somos un experimento en el que nos mandaron las misma experiencias a millones de personas para ver como reaccionamos a ver cual es la solución que cada uno le da a los problemas, y casi siempre coincidimos, pero si estas cosas se siguen repitiendo quizá sea porque no estamos haciendo las cosas bien tal vez esas no son las formas para llegar a donde  se debe. En cualquier caso son muchas experiencias repetidas que nos pasan a cada parpadear.

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