Viendo la foto de mi novio, recordé una charla atrás que tuve con unas amigas queridas, y es que uno cuando se enamora y empieza a creer que su novio, su queris, amado, esposo, lo que sea, es un Dios estamos en problemas. Me puse a enlistar imaginariamente la cantidad de errores que cometemos: el primero y más grave es creer que la persona que esta al lado tuyo te hace un favor al estar contigo, eso nunca, creo que todos somos valiosos a nuestra manera y eso es lo que nos hace únicos y nadie pero nadie esta por encima de nadie, así le veas un sin fin de cualidades y aparentemente tu no te encuentras ninguna, mira y mírate de nuevo hasta que logres ver lo que realmente eres y no lo que otros te han hecho creer. Otro error clásico que cometemos es abrirles la puerta de nuestra privacidad a nuestras parejas, es decir, dejarlos que entren a nuestras vidas sin ningún limite y que se crean dueños y soberanos de gobernarnos, también nuestras cuentas de correos, redes sociales, amigos, horas de comida, entradas y salidas, horarios compartidos con la familia incluso escuche que hasta controlan cuentas bancarias y tarjetas de nomina, peor que una película de terror.
Seguimos, como por ejemplo las novias que se creen esposas, y se involucran tanto haciendo actividades que no les corresponden, que desafortunadamente les da todas las responsabilidades del mundo sin ningún beneficio, como hacerles de comer, ayudarlos con los gastos, compartir el dinero como si fueran uno solo, ayudarlos a sus deudas, cuidarlo cuando enferma y de ahí en adelante. Estar a la espera de ellos, también es un error, siempre disponibles a la hora que su majestad guste hablar o vernos, no eso está mal, mal.
La alegría del noviazgo creo que debe residir en otras cosas, en cualquiera que sea menos en estar al servicio de otra persona, como una fiel sierva. Creo es una cuestión reciprocidad, respeto, amor, honestidad, empatía y demás. Queremos ser siempre esa chica especial que no sea olvidada con el tiempo quizá por eso actuemos así, y lograremos no ser olvidadas pero por lo tontas que somos.
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