martes, 23 de agosto de 2011

Cuando ya no puedes más.

Y entonces cuando sientes que ya no puedes más, de pronto sientes como Dios te abraza, y aunque sabes que vas a llorar, encuentras la calma.
Recuerdas que de todo lo malo que podría estarte pasando hay personas que atraviesan por cosas inimaginables y que desearían tus pequeñeces que te crean crisis existenciales para ellos ser felices.
Además, bien dice la canción de mi grupo favorito, Los Bunkers: “Si todo es lo que hay... ya no tengo nada más, ya no tengo nada mas que perder”.
Pensar en esas cosas o personas que nos arruinan nuestros momentos es darles demasiada importancia y poder en nuestras vidas, ¡Já! ¿Qué o quiénes son ellos?
No estoy tratando de decir que uno debe sonreír 24*24 y estar feliz 7*7, quién soy yo para decirlo,  pero ¿prefieres lo contrario, prefieres perder el tiempo lastimándote en cosas que no vas a solucionar y que no tienen mucho sentido? Si dices si, ¡Buena suerte!
El punto al que quiero llegar es que debemos encontrar ese lugarcito de comfort dentro de nosotros mismos y si es al lado de Dios mejor, una vez encontrado y detectado, cuando venga algo que no cuadra con nuestro entorno, hay que volver a él, no significa que le voltees la cara a los problemas o no los enfrentes, es mas bien tener un gramo de valor para pasarlos, para llegar a nuestro punto de comfort para lo cual debemos atravesar nuestro problema, no saltarlo o rodearlo, sino pasar en el centro de éste, mírale detenidamente, niega todo lo que quieras que “eso” este pasando pero no te quedes ahí, avanza, súfre lo necesario, todo lo que puedas, enójate, llórale, hasta que ya no pueda mas tu ser y entonces,  avanza a negociar, es decir, encontrar algo de ese hecho que no te desagrade y avanza, quizá repitas todo otra vez y vuelvas a negarte, enojarte  pero tal vez ahora si logres hallarle lo positivo a tu situación por lo que si es así, te entristecerás porque empezaras a comprender que fue y ya no es, o que es y ya no será, o que solo es y no hay más, pero ¡Felicidades! estas mas cerca de llegar a tu punto, pues de ahí es momento de aceptar tu hecho o problema y soltarlo, agregaría yo.
No necesariamente después de llegar a tu lugarcito de comfort tienes que hacerle saber al mundo que te importa un reverendo cacahuate esa situación porque no tienes que demostrarle nada a nadie, eso es lo mejor de estar a gusto consigo mismo, pero si lo externas créeme que te vas a sentir mejor.

En el mismo sentido nos crea conflicto la idea de sonreír y luego recordar que nos esta pasando algo malo, frustrante o agobiante para nosotros, deberíamos estar sumergidos en el mar de las lágrimas, cualquiera conociendo nuestra situación se preguntará ¿Por que no llora o se enoja o esta triste? Lo que me lleva a pensar que muchas de nuestras tristezas tal vez sean por eso, ya ni siquiera por sentirlo sino porque se nos ha programado, cuando alguien muere, debemos llorar y me pregunto porqué? Si nos rechazan a nosotros o alguna idea debemos entristecernos, por qué? Si engordarnos debemos sufrir por qué?
Y añadiría para qué?
Es mejor ver la vida y con ella sus problemas como uno desee, desde su perspectiva sin importar como nos dice la sociedad que debemos sentirnos, al final de cuentas quien lo padece somos nosotros, ¿Qué queremos padecer hoy?

Termino casi como inicie, cuando sientes que ya no puedes más, de pronto sientes como Dios te abraza, y logras comprender, entonces encuentras la calma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario